Desde que era niña, he sentido que las plantas me hablaban. No con palabras, sino con vibraciones
Podía caminar entre ellas y notar cómo el aire cambiaba. Podía pasar la mano sobre una flor y percibir un leve susurro, una vibración sutil, un pulso que no venía del cuerpo, sino del espíritu.
No hablaban con palabras, pero hablaban.
Y yo aprendí a escuchar.
Me enseñaron que cada una tiene su propio “carácter”, su historia, su energía. Algunas suaves como susurros, otras intensas y desafiantes.
Desde entonces, las plantas han sido mis más fieles maestras, en silencio, enseñándome y guiándome a través de un sendero mágico.
Me han acompañado en momentos de oscuridad, me han abierto puertas invisibles, me han mostrado el arte de estar presente, de confiar, de enraizarme sin dejar de soñar…
Este espacio nace de esa escucha y su aprendizaje.
¿Qué encontrarás en este Herbario?
No esperes recetas ni remedios.
Este Herbario no es medicinal: es mágico, simbólico y espiritual.
Aquí las plantas no se estudian, se veneran. Cada entrada será una ofrenda: una historia vibracional, un retrato energético, una lectura del alma de la planta.
Compartiré contigo lo que me susurran cuando camino entre ellas, lo que me muestran en sueños, en rituales, en el silencio meditativo de un paseo por el bosque.
Un Herbario como un altar
Este herbario está vivo.
Es un altar escrito, una forma de agradecer al reino vegetal su presencia en mi vida.
Una manera de devolverte la mirada hacia lo sutil, hacia lo invisible que florece a cada paso.
Cada planta será presentada desde su alma, su aura, su energía.
Desde lo que despierta en mi. Desde su papel como guía, protectora, espejo o mensajera.
Si has llegado hasta aquí, quizás tú también sientes que hay más en una flor que su perfume. Que una hoja puede abrir la puerta de tu corazón. Que una raíz puede acompañarte en tu camino interior.
Gracias por entrar a este jardín interior conmigo.
Con reverencia
Ann Vincent
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